Luego de pasar más de 10 días internado por el accidente que le produjo las quemaduras en el 90% de su cuerpo, en el día de hoy murió Ernesto Monterroso, obrero de una contratista de Solvay Indupa. El accidente se produjo al realizar tareas de rutina sobre un piletón que opera a temperaturas de más de 70 grados, donde las ruinosas condiciones de las barandas de contención no pudieron evitar su caída.
La falta de mantenimiento de las condiciones de trabajo, y la gran precarización laboral son las causantes de este y todos los accidentes de trabajo en el polo petroquímico. A la muerte de Monterroso se le suma la de hace unos años atrás producida en Petrobras, también por un obrero contratado que murió al explotar el galpón donde realizaba sus tareas de trabajo; o la del obrero muerto en 2008 en la construcción del Muelle Multipropósito.
No es de extrañar que sucedan estos accidentes, que hoy se cobró una nueva muerte obrera. En el Polo Petroquímico hay más de 1500 obreros precarizados por contratistas. Son más de 300 las empresas contratistas que imponiendo mayores ritmos de trabajo, sin las condiciones minimas de seguridad industrial y cercenando los derechos sindicales elementales, realizan tareas en el polo.
Solvay Indupa, que es la empresa del escape de cloro del año 2000, vió aumentar sus ganancias en estos últimos años, superando los 45 millones de dólares por cada año de producción de PVC y Soda Cáustica. Estos capitalistas amasan millones a costa de la explotación, pero la salud y la vida de los obreros no valen nada para ellos.
Junto a estas empresas, el gobierno nacional y municipal son responsables, porque hacen la "vista gorda" dejando pasar la precarización, otorgando subsidios y exenciones impositivas a estas empresas.
Hay que acabar con el trabajo en negro, la precariedad laboral e imponer comisiones obreras de seguridad y control industrial. Sólo así podrán tomarse medidas efectivas contra los accidentes fatales.
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